Hudinilson Jr: El cuerpo como postura

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07/2014 / arthishock.cl

La disposición de núcleos de obras y objetos de una manera que parece oscilar entre lo aleatorio y lo archivístico es quizás la clave de la muestra que ha organizado el curador Marcio Harum en colaboración con la galerista Jaqueline Martins de São Paulo sobre la obra de Hudinilson Jr. En un principio, era un plan conjunto con el artista brasileño, pero su muerte en agosto de 2013 les heredó la responsabilidad de traducir sus ideas en esta pequeña retrospectiva de su producción individual, sin incluir esta vez parte las obras de intervención urbana realizadas como parte del grupo 3NOS3.

Nos encontramos así con los montajes de fotocopias de su propio cuerpo y sus textos explicando la relación entre cuerpo, reproducción y máquina; las fotografías de la acción Exercícios de me ver con el artista desnudo sobre la Xerox; los planos, sellos y cartas del proyecto Narciso en busca de su doble; algunos de los cientos de ejemplares de Caderno de referências, libros–collage que compulsivamente realizó con imágenes, fotos y recortes de sus archivos, sus ropas engomadas y colgadas; objetos ensamblados, o la campaña Pinto não pode (Polla no puede).

En la sala del piso superior hay dos piezas que ayudan a articular el pensamiento alrededor de esta exposición. La primera es un pequeño cartel de latón sobre una puerta con dos palabras, Posição amorosa (Posición amorosa), que dan título a la muestra. Esa placa estaba colocada en la casa del artista justo encima de la puerta del cuarto en el que estaba su cama, donde dormía, trabajaba y fumaba, como una declaración de intenciones para la vida. En segundo lugar, un pequeño monitor en el suelo reproduce el video que el artista Vitor Butkus grabó en su apartamento entre 2011 y 2013, con citas y conversaciones periódicas que ambos habían decidido no tendrían fin. El universo vital de Hudinilson Jr. se abre y se descubren parte de los mismos pequeños detalles, figuras y objetos que ahora rodean quien visita la exposición.

Todo alude a un signo: el cuerpo. Un cuerpo bello, escultórico y glorioso, el del otro, que se reparte en las fotos pornográficas y eróticas que abarrotan fundamentalmente los cuadernos junto a noticias de bienales, citas históricas y referencias sociales. Uniones de referencias contemporáneas y gran carga crítica no exentas de humor, como en sus campañas de concientización sobre el Sida o la condición homesexual. Y el cuerpo propio, fotocopiado hasta la saciedad, fotografiado en partes, analizado y mostrado en un intento racional a través de los montajes en cuadrículas, muchos de ellos pensados para ser expuestos públicamente como grandes cartografías invadiendo la ciudad. Una exaltación explicita recluida en lo privado, el intento de encuadrar la propia piel y encajar casi a modo de abstracción en el paisaje urbano, en lo público. Ese cuerpo que también se hace presente en la ausencia: en sus ropas disecadas y colgadas como trofeos, y en la descripción de la pieza de mail art del proyecto Narciso, de 1987, en el que proclama la búsqueda del doble como desaparición del yo. Una suerte de antítesis, lúdica pero terrible, con la que Hudinilson Jr. conjuga las dos imágenes del mito de Narciso, siguiendo la interpretación de que el joven bello que se enamora de un reflejo en el lago nunca identifica esa imagen consigo mismo antes de morir.

Y todo es fruto de una acción repetitiva: el archivar. Para ello hay que seguir un proceso continuo de selección y orden aplicado a todos los campos de su interés: además del cuerpo, el arte urbano y la crítica institucional a eventos como bienales. Y esas imágenes y noticias se repiten una y otra vez y se ordenan en diferentes formatos -hemerotecas, cuadernos o copias per se- desde el principio de su producción a fines de los setenta hasta su muerte. El video termina con Hudinilson Jr. leyendo una cita: “Todas as coisas já foram ditas, mas como ninguém escuta é preciso recomeçar sempre” (Todas las cosas ya se han dicho, pero como nadie escucha es necesario recomenzar siempre).

La postura de Hudinilson Jr. se coloca siempre, convulsiva y repetitivamente, en este margen en el que pareciera querer declarar su visión homoerótica, la pasión por el hombre como territorio de reivindicación de la libertad en una lucha constante contra las convenciones de una sociedad que restringe en un único modelo cartesiano o aísla y confina al olvido en un cuarto.

Si bien pasó una década desde mitad de los noventa casi prácticamente olvidado, en los últimos años resurge un interés en su obra, en su propuesta de género como declaración de principios, así como el reconocimiento a su coherencia ante las instituciones validadoras, sus silencios y sus apariciones. Ahora podemos ver a Hudinilson Jr también en una gran exposición dentro de la programación del Festival Internacional de Glasgow, en Madrid, en la galería García, con curaduría de Manuel Segade, y en una disposición clásica museística en la sede de Ibirapuera del MAC São Paulo.

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