YA NO SOY MODERNO, SOMOS CONTEMPORANEOS. Una declaración de intenciones

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09/2014 / Arte al Día

31ª BIENAL DE SÃO PAULO
“Cómo (…) cosas que no existen”

A partir del día 6 de septiembre todo el público podrá visitar la última Bienal de São Paulo, una de las decanas del circuito de bienales mundial.

Y hay que hacer énfasis en “todo el público” porque, si bien ya desde 2004 la entrada a la exposición es gratuita y su programa educativo se amplía año tras año, en esta ocasión varios gestos se abren a una nueva concepción de lo colectivo, en línea con las movimientos que están surgiendo en todo el mundo y reclaman una revisión y ajuste del sentido de democracia. Una idea de diálogo, abertura y transparencia que se manifestó ya en la composición del equipo curatorial, no conformado por un curador jefe más un grupo de apoyo sino un conjunto no jerárquico de profesionales, formado por Charles Esche, Galit Eilat, Nuria Enguita Mayo, Pablo Lafuente y Oren Sagiv. Por primera vez la bienal contaba con un equipo no vinculado a Brasil o a América, que decidió a su llegada abrir el diálogo, a través a los curadores asociados locales Benjamin Seroussi y Luiza Proença, y con múltiples presentaciones y encuentros, caracterizados por la actitud de escucha y búsqueda de comprensión del contexto brasileño, con artistas, colectivos y otros agentes de la escena cultural.

Esta declaración de intenciones se percibe ahora nada más entrar en la sede: por primera vez los controles de seguridad no están apenas se atraviesan las puertas a nivel del Parque de Ibirapuera, sino que ese nivel se abre a la libre circulación, situando en él los proyectos colectivos y de debate, aquellos donde el concepto de reflexión a través de la formación / educación prima: la escuela-árbol Mujuwara que reúne las experiencias de Sandi Hilal y Alessandro Petti en los campos de refugiados palestinos con las actividades del grupo brasileño Contrafilé; los dibujos que recubren los cristales de Dan Perjovschi analizando la situación socioeconómica local, el programa de conferencias de Bik van de Pol junto con la School of Missing Studies anunciados en un gran cartel colorido, o la biblioteca intervenida por Erick Beltrán con nuevas asociaciones de referencias de categorías bibliográficas e infiltraciones de poemas y dibujos en los propios libros.

La apuesta en “Como (…) cosas que no existen”, como explica Esche, es la de repensar (buscar, reconocer, luchar, leer, usar, imaginar) modelos sociales, económicos o políticos, teniendo como línea de horizonte lo contemporáneo y proponiendo un arte comprometido con su realidad y que se posicione como posible herramienta de cambio hacia ese futuro de formas desconocidas, pero que en la representación de subjetividades podría superar conflictos modernos.

Como características de este pensamiento se podría señalar la intención no autoral de cada uno de los 81 proyectos (y no obras) que forman la propuesta, la inserción de modos normalmente no contempladas dentro de una exposición de arte, como teatro, grupos de acción urbana o colectivos activistas, y el posicionamiento en las márgenes: salir de la escena más establecida para crear diálogos entre sus componentes, ya sea en las temáticas tratadas, que bajo el prefijo de “trans-“ abarcan subjetividades olvidadas o rechazadas tradicionalmente; en la selección de los artistas de 34 países diferentes predominantemente del Sur Geopolítico, o en el foco de actividades realizadas y por venir que se desarrollan en barrios de la periferia de la ciudad o con grupos excluidos normalmente de este debate.

Para intentar mapear esta condición de contemporaneidad, este hablar de lo incierto, no se podría si no partir de la ruina del modelos anteriores, o al menos eso se vislumbra en la selección de trabajos presentes en la bienal. Articulados entorno a figuras precursoras en el cuestionamiento de modelos absolutos y códigos establecidos, se filtran nuevas críticas y llamados a la creación de nuevas lógicas, que si bien pueden tener resonancias de teorías de lo absurdo apuntan a un espíritu más constructivo. Sin querer categorizar la exposición, si se vislumbran algunos núcleos temáticos, todos ellos con transgresiones y contaminaciones.

En conexión con los proyectos del área del parque, existe una propuesta de nuevos modelos educativos o ruptura de los códigos de transmisión del conocimiento clásico. Desde la experimentación de la España republicana “La nueva escuela” en una instalación de Archivo F.X. y Pedro G. Romero; el audiovisual “The Revolution must be a school of unfettered thought” de Jakob Jakobsen y María Berríos sobre la experiencia de la exposición cubana “Del tercer mundo” en 1968 y su intento de creación de nuevos lenguajes museográficos; el proceso taxonómico de nuevos seres y objetos más relacionados con lo afectivo que con lo científico de “The name giver” de Michael Kessus Gedalyovich; hasta la imposibilidad del archivo y líneas de tiempo históricas heredadas de métodos ilustrados en los mapas mentales y dibujos de “A research” de Lea Perjovschi.

La inserción en sistemas sociales con una concepción estática del hombre civilizado aparece en el las dos partes de “The incidental insurgents” de Basel Abbas y Ruanne Abou-Rahme, una recreación a través del video y la documentación de biografías anarquistas y personajes de novela de Bolaño en la búsqueda de la construcción de una identidad en crisis; la revisión dialéctica e irónica de los procedimientos de control en Cuba de la mano de Lázaro Saavedra; el montaje escenográfico del grupo colombiano Mapa Teatro – Laboratorio de Artistas con el título “Los incontados”; o en la reflexión desde los métodos productivos textiles en América y Europa metaforizados en imágenes carnavalescas del proyecto “Loomshuttles, Warpaths” de Ines Doujak y John Barker.

Articulando a zona central de la llamada área de las columnas (la más clásica en su disposición de salas consecutivas) está el proyecto de Juan Downey “Video Trans Américas”, trabajo que en los sesenta preveía recorrer el continente de norte a sur para reunir, a través de la técnica cinematográfica visada como revolucionaria, la diversidad cultural y así servir de puente para el conocimiento y re-concepción de los parámetros temporales y espaciales. En conexión y relacionado también con discursos post-coloniales de valoración de lo indígena, como cultura masacrada y recuperación de conocimientos olvidados, tres propuestas brasileñas: el video de Clara Ianni junto a la fundadora de las “Mães de Maio”, Débora Maria da Silva, sobre desaparecidos tanto durante la dictadura militar como en las acciones de los comandos actuales, el canto del indio guaraní Almires Martins filmado por Armando Queiroz y fotografía de Marcelo Rodrigues; o la construcción de una Casa de Caboclo, entre el lugar de vivienda y ritual de Arthur Scovino.

Para hablar de violencia y nuevos usos, de terroríficamente represora a campo de lucha de derechos de la comunidad, se parte de la instalación del archivo de Juan Carlos Romero “Violencia” a trabajos recientes entre los que destacan el video “Wonderland” del artista turco Halil Altindere, una ficción en forma de videoclip de rap que recoge la rabia por los movimientos especulativos y de gentrificación en Estambul, y la pequeña instalación de video y documentación de Gabriel Mascaró, “Não é sobre sapatos”, una confrontación de los movimientos de los manifestantes y las técnicas de infiltración de la policía en las últimas manifestaciones sucedidas en Brasil, a través de la selección de imágenes de los zapatos de los asistentes.

La sexualidad como campo de conflicto se recoge en el montaje de las fotocopias del cuerpo desnudo en ”Zona de tensão” de Hudinilson Jr., y la reunión de obras ocultas de los años 70 y 80 en “Dios es marica” (Zenil, Ocaña, Zevallos y Yeguas del Apocalipsis), llegando a la construcción del “Museo Travesti del Perú 2009-2013” de Giusppe Campuzano. Imágenes queer que replantean la construcción social a través del género y su transgresión de modelos represores.

Entre la búsqueda de lo trascendente y los usos políticos de la religión, el punto de arranque se podría situar en las películas de Val del Omar realizadas en la España de los años 50 como un intento de encuentro místico libertador a través de la experimentación de la imagen filmada, que conectan con las pinturas esotéricas de Joan Baer y los tapices de Teresa Lanceta, junto a los cuestionamientos de estructuras y creencias organizadas del video “Infierno” sobre el nuevo templo de Salomón en São Paulo de Yael Bartana, el nuevo evangelio comunista de “Letra morta” de Juan Pérez Agirregoikoa, o la película de Kasper Akhøj y Tamar Guimarães “A familía do Capitão Gervásio” que con una estética onírica compara las utopías urbanas de la religión espírita y el proyecto moderno brasileño.

Este conjunto de propuestas de transformaciones, con formatos abiertos y participativos, muchos de ellos que no provienen o tratan la discusión del arte formal y autónomo, se caracteriza por la representación realista y en general de signos identificables, con tres importantes excepciones: las fotografías y esculturas de Kransinski, reflexiones sobre las relaciones espaciales en el contexto de la Polonia de los setenta, y dos reflexiones actuales la de los paneles de Waalid Rad y los conflictos entre globalización institucional y representación tradicional árabe, y la deconstrucción y recontextualización en el propio espacio expositivo por Asier Mendizabal de la escultura abstracta de Jorge Oteiza.

Hasta el 7 de diciembre, y con un activo programa paralelo, se podrá visitar esta 31ª Bienal. El desafío, esa real conexión con la sociedad más allá de lo artístico y esa ruptura, quizá imposible, de nuestro pasado moderno para mirar posibilidades no definitivas de sociedad/sociedades, está ya planteado. Lo recuerdan infiltrándose con pancartas las “No-ideas” de Marta Neves, una reivindicación de la necesidad de usar nuestra imaginación.

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